la bebe quiere leche

Sunday, February 11, 2007

el trabajo


El jefe

Cada día tengo que tener más cuidado con la ropa que me pongo. Como saben, no suelo llevar ni bragas, ni sujetador, aunque si llevo mini ( que casi siempre la llevo) algunas veces me pongo un tanga. Pues bien, desde casi el primer día que empecé a trabajar aquí, cuando llego por las mañanas, mi jefe está esperando en la puerta y mientras subo las escaleras para la oficina, él se queda debajo para ver mi sexo. Al principio, me excitaba y antes de llegar a mi despacho tenía que ir al baño para hacerme un dedo, pero un día cuando estaba llegando al éxtasis, apareció él en el baño y esa fue mi perdición. Se quedó petrificado y a mí me corto todo el orgasmo. Se fue corriendo a su despacho y no se dirigió a mí durante todo el día, hasta un poco antes de que llegase mi hora de salida, que me llamó a su despacho.
- “Daniela, ¿estabas haciendo lo que yo creo que estabas haciendo en el baño? – Me preguntó, con voz muy seria.
- “ ¿El qué señor Fernández?” Dije yo haciéndome la tonta.
- “ Llevas tres meses trabajando aquí y me he dado cuenta que no llevas ni bragas ni sujetador ni un sólo día, encima vas con unas mini faldas que parecen cinturones y con unos escotes que se te ven hasta los pezones. Siempre me has parecido una puta, pero hoy ya lo he confirmado, viendo lo que haces casi todos los días por las mañanas antes de ir a tu despacho”.
Me dijo, con un tono de voz cada vez más fuerte.
- “ pero señor Fernández, yo no molesto a nadie” Le dije, sin saber lo que decía. Me había delatado yo sola, pero es que tenía una sensación extraña.
Era su forma de decirme las cosas, ese aire de superioridad y mi todo sumiso. En vez de estar temblando de miedo, me estaba excitando.
- “ O sea que reconoces que te estabas masturbando” Me chilló. Pero de repente cambió su discurso con un tono más arrogante. “eres una zorro, eh? Esto es para despedirte ahora mismo, pero me imagino que necesitarás el trabajo ¿verdad?”. Por supuesto que necesitaba el trabajo, si no cómo iba a pagar el alquiler del piso y de qué iba a comer.
- “ Sabe usted que sí”. Respondí yo, con voz de niña buena.
- “ Muy bien, pues si necesitas el trabajo y te gusta ser zorra, a partir de ahora serás MI zorra. A partir de ahora mismo, todos los días entrarás en mi despacho y te masturbaras encima de mi mesa, y luego harás lo que yo te diga”.
No me lo podía creer. “ pero señor Fernández....” Pero me interrumpió de un grito y me dijo:
- “ Nada de señor Fernández y vamos empieza”.
La excitación que tenía en ese momento no me dejaba dudas de que tenía que hacerlo, además la forma de cortarme y mandarme que lo hiciera me excitó aún más. Así que me senté en su mesa, enfrente de él y abrí las piernas, dejando todo mi sexo delante de sus narices. Empecé lentamente, acariciándome los pechos, por encima de mi fina blusa, lo que hizo que mis pezones se pusieran duros como piedras, resaltando por la blusa. Bajé una mano a mi chocho y lo acaricié suavemente, mientras hacía círculos con mi cabeza. De vez en cuando miraba al baboso de mi jefe y me veía que estaba totalmente excitado, no sabía donde mirarme, el coño, las tetas, el cuello, que asco de tío. Yo seguía con mi trabajito, me quité la blusa y me pellizcaba los pezones, arqueando mi espalda y acercándoselos a él.
- “Muy bien puta, sigue así, vamos, pellízcatelos fuerte” Me decía el cabrón, manoseándose el paquete.
- “¿Le gusta así señor Fernández? ¿No me va a despedir verdad?” Le decía yo, con la voz entrecortada.
Me tumbé por completo en la mesa y me dejé la falda como un cinturón ancho. Ahora ya tenía todo mi cuerpo desnudo al aire y a la vista de ese cabrón, que no pudo aguantar y ya se había sacado su verga y se estaba masturbando. Tenía una verga bastante grande y sobre todo gorda, estaba tan cachonda que ya me la imaginaba rompiéndome el coño. Bien abierta de piernas empecé pellizcándome los muslos y acariciándome fuerte las ingles. Estaba muy excitada, cada vez que uno de mis dedos rozaba los labios de mi sexo, se me escapaba un fuerte gemido. Ya no podía más, sentía que de un momento a otro iba a llegarme el orgasmo, así que empecé a pellizcarme el clítoris con una mano y a meterme ¡ tres dedos! de la otra. Mi coño estaba super lubricado y húmedo, no me valía con tres dedos, así que agarré el teléfono de mi jefe y me lo clavé en mi sexo. Mi jefe al ver eso no pudo aguantar, se levantó, se puso de rodillas en la mesa y me enchufó toda la leche en el pelo, la cara y el pecho. Sentir cada ráfaga de esperma golpear mi cuerpo hizo que yo también tuviese un fuerte orgasmo. Subí una mano para extenderme toda la leche por mis pezones, mientras con la otra sacaba y metía todo lo que podía el teléfono del cabrón de mi jefe y chillaba jadeaba y chillaba como una zorra en celo. Cuando se me pasó, me quedé tumbada y con los ojos cerrados, no sabía que hacer, ni me atrevía a mover un pelo de húmedo y sucio cuerpo. Hasta que hoy un fuerte grito:
- “ ¿Crees que ya has terminado? Vamos levántate y límpiame el rabo, puta”.
Dios mío, en una situación normal, hubiese querido morirme, pero después de haber visto el pene de mi jefe y la leche que soltó, estaba deseosa por metérmelo en la boca y poder tragarme toda una corrida como la que me echó encima.
Muy sumisa, obedecí y me tragué toda la tranca. Aproveché que todavía la tenía flácida para metérmela hasta los huevos, sin sacármela empecé a succionarla al principio despacio, después más fuerte, sentía como iba creciendo dentro de mi boca y como me empezaban a doler las comisuras de los labios. Cuando ya estaba totalmente erecta, empecé a chuparla suavemente, llenándola de saliva, no me la sacaba del todo, porque sino no podría volver a metérmela. Le chupaba el capullo, mientras le pajeaba con la mano, su respiración era cada vez más fuerte, estaba a punto de correrse, así que me la metí entera y empecé a pajearle con los labios muy rápido, sentí como corría su semén desde los huevos hasta el capullo y saltaba hasta mi garganta, cuando la primera gota dio en mi garganta, me corrí, tuve un maravilloso orgasmo, así que para gritar tuve que sacarme la polla de la boca y seguir masturbándole con la mano, mientras me escupía la leche en la boca y la poca que se escapaba a las mejillas ya trataba yo de que no se desperdiciara. Cuando terminó de escupir, se la limpié bien limpiada y me la dejé en la boca, sin saber que hacer, hasta que me dijo:
- “Muy bien daniela, mañana sigues trabajando en esta empresa, pasado mañana ya veremos”
Me dejó en su despacho, totalmente desnuda y rociada de su leche. Me vestí como pude y me fui a casa. Al llegar a mi casa me sentía fatal, no sólo puta, pues eso me he sentido desde pequeña, sino también una persona sin dignidad y sin orgullo. Pero por otro lado, pensaba ”vaya trabajo más cojonudo, encima de pagarme un sueldo, puedo tener un orgasmo como mínimo al día, sin tener que esconderme y con un poco de suerte, lo que más me gusta, una gran corrida de semen para mí solita”.
Así me quedé dormida en el sofá. Al día siguiente, me levanté y fui al baño a asearme un poco, pues todavía tenía toda la leche de mi jefe pegada en el cuerpo. Me desnudé y me metí en la ducha, de mi cabeza no se podía ir la imagen de la gorda polla de mi jefe, escupiéndome semen por todo mi cuerpo. Mi cuerpo empezaba a desprender calor y mi rajita estaba empezando a humedecerse. Apunté el chorro de agua de la ducha a ella, el golpeo del agua caliente sobre mis húmedos labios estaba haciendo efecto, me estaba poniendo muy cachonda. Cada vez arqueaba más mis piernas, pero no podía aguantar más tiempo de pie. Así que me tumbé en la bañera y empecé a enchufarme el agua sobre mis pechos, mis pezones rápidamente se pusieron erguidos, no podía más, mi cuerpo ya estaba recibiendo señales de que pronto me correría, así que acerqué la alcachofa de la ducha a mi coño y empecé a frotarme con ello, cada vez me apretaba más sobre mi ancho agujero, hasta que entró toda. La moví cuatro o cinco veces, mientras con la otra mano me pellizcaba fuerte los pezones, y me llegó el extasis, tuve un gran orgasmo y no podía dejar de gritar: “me corro....me coorrooo..”
Terminé de ducharme, y como tenía que hacer el trabajo al Sr. Fernández, me puse algo muy cómodo, una minifalda y una blusa. Y así me fuí a trabajar. Bastante caliente todavía.
- “ Buenos días Sr. Fernández, ¿empiezo ya?”. Le dije nada más entrar.
- “ Cuando quieras zorra, hoy me he levantado con la polla bien tiesa, mira, mira como la tengo. Así que te vas a enterar. Pero no empieces a masturbarte, te voy a follar sin pre-calentamiento. Vamos levántate esa falda y apóyate en la mesa, de espaldas”.
Sin rechistar, hice lo que me pidió. Se saco el pene por la bragueta de los pantalones y de un solo golpe me la clavó. La sorpresa se la llevó cuando vio que entró en mí humedo chocho sin ninguna dificultad, eso sí me la metió tan adentro que vi la luna y dí un grito que me oyeron todos mis compañeros. Parece que no le sentó muy bien.
- Pero puta, ¿ya te has masturbado?. Pues muy bien, vas a probar este rabo en tu culo”. Me dijo con la polla todavía dentro.
En cuanto oí esas palabras me corrí, pero tenía que disimular un poco.
“ No, eso no señor Fernández, nunca me lo han hecho por ahí”. Le dije, aguantando la risa, porque si el supiese todo lo que han metido en ese agujerito.
- “ Cállate zorra” me dijo.
Y acto seguido, de un sólo viaje me partió el culo. No ví la luna sino las estrellas, fue un dolor impresionante, el cual se fue convirtiendo en placer con los vaivenes de mi jefe. Tuve dos orgasmos en dos minutos, esa polla me estaba haciendo la mujer más feliz del mundo. Al rato de estar bombeando mi culo, sentí que él iba a correrse y eso hizo que me volviese a correr yo, pero este orgasmo fue bestial, no pude aguantar y empecé a gritarle:
- Ah, ah, fóooolleme Sr. Fernández, me está rompiendo el culo, no se corra, no pare, ah, ah..Deme su leche, como ayer, escupámela en mis duros pezones, ah, me corro, me estoy corriendo”
- “ Oh, puta que culo más rico tienes”. Sacó su polla de mi culo y continuó “ me corro, me corro, toma leche, toma leche”.
Me puse de rodillas y empecé a sentir como toda su leche golpeaba en mi garganta, mis labios, mi nariz, mi pelo...no tenía tiempo para tragarme todo, así que empezó a chorrearme por todo el cuerpo, derramandose por mis pechos.... Así fue el resto de mis días durante más de un mes. Unas veces, me rompía el culo, otras veces me follaba de dos o tres posturas distintas, otras me masturbaba yo, otras él. En fín empezaba a cansarse él y a cansarme yo. Pero........un día pasó algo especial......

vacaciones


El gimnasio
Hola, aquí estoy de nuevo, soy Carmen, contando mis fructuosas vacaciones de este año. Después de ser casi violada por el Papa de mi mejor amiga, digo casi, porque no fue violación ya que no hubo resistencia por mi parte. Simplemente fue un polvo y pensándolo bien, un polvo de los buenos, porque el tenía un pedazo de verga increíble. Bueno a lo que iba, después de echar el polvo con el Papi de mi amiga, le di otras muchas alegrías a mi cuerpo.
Al día siguiente,

Bajé a desayunar, bastante temprano, sobre las 8:30 de la mañana, no sé porqué pero me desperté pronto. Cuando bajaba, me encontré en la recepción del Papito y unos amigos, Yo hice como que no le vi.,
El salió corriendo por mí. Yo viendo que venía como un loco, salí corriendo por todo el hotel, hasta que encontré una puerta abierta y me metí cerrando la puerta. Cuando me di la vuelta para ver donde había entrado, me encontré que estaba en un gimnasio inmenso, con todo tipo de aparatos para hacer gimnasia. En ese momento oí una voz masculina, cálida y potente:


“Está cerrado, hasta las 10 no se puede entrar”. Pero no veía a nadie. Fui hacia los adentros del gimnasio, guiándome por la voz que había oído. Según me iba adentrando, podía oír como caía agua desde algún sitio, cada vez el sonido era más fuerte y el calor que hacía allí, también. Esa sensación de calor hacía que mi camiseta se pegase a mi cuerpo, unido a la mezcla de excitación, miedo y curiosidad que me había entrado por estar en un gimnasio encerrada, mis pezones se marcaban sobre ella y empezaban a entrarme escalofríos. Estaba notando como se me estaba humedeciendo el coño.
El ruido del agua, me llevó hasta los vestuarios, entré y estaba lleno de humo y hacia un calor tremendo, pegajoso. Empecé a sudar y a sentir como se deslizaba el sudor por el cuello y llegaba a mis pechos, tenía la cara humedecida. La sensación de sentirme sudada hizo que me mojara por completo. Al llegar a las duchas, que era desde donde venía el ruido del agua, pude ver al hombre que me dio el grito, estaba de espaldas. Era un hombre negro, esbelto, se le marcaba cada músculo de su cuerpo, era algo fantástico, me quedé embobada admirando ese cuerpo, y con el calentón que traía, me corrí. No me di cuenta de que se dio la vuelta. Entonces me dijo:
- “¿No ha oído que está cerrado?”.
- “Sí, sí, perdone pero es que no he podido abrir la puerta y como he oído ruido.....” Contesté sin dejar de mirarle la verga. Era oscura como toda su piel, pero se le veía la punta del capullo, rosada, lo cual llamaba más la atención que en una blanca, bastante gorda para tenerla flácida, y muy larga. Empalmado debía tener 22 ó 24 cms.
- “¿Qué pasa que te gusta mi verga?”. Me dijo.
En ese momento, debí ponerme roja como un tomate, pero debieron ser 2 ó 3 segundos, porque rápidamente, pensé que sería maravilloso que esa verga me rompiese el culo. Así que dije, muy niñita:
- “Es que nunca había visto una polla tan negra y tan grande”.
- “A lo mejor quieres probarla”
- “Uff, no sé. Me da miedo. A lo mejor no me cae en mi boquita ” Dije, siguiendo con mi papel de niñita.
- “Tranquila, niña, no te haré daño”. Contestó, dirigiéndose a mí y acariciándome la cara, con la parte exterior de su mano.
Su verga iba creciendo. Junté mi cuerpo al suyo y le agarré con la mano todo lo que me cogía del bulto, masajeándoselo. Él hizo lo mismo en mi sexo, por encima del pantalón, a la vez que introducía su lengua en mi boca. Los masajes que me estaba dando en el coño, me estaban poniendo a cien, empecé a respirar más y más fuerte. De repente dejó de tocarme el chocho y subió rápidamente a mi pecho derecho. Yo mientras seguía agarrándome a esa tremenda verga. Ya la tenía totalmente dura y erecta y si antes dije que debería tener unos 22 ó 24 cms. me quedé corta. Tenía más de 25. Le agarraba los huevos y se los apretaba, con fuerza, pero sin hacerle daño, volvía a cogerle la polla y se la meneaba un rato, lentamente, dejándole todo su rosado capullo a la vista, otras veces más rápido.
Nuestra respiración cada vez era más profunda, ya me había quitado la camiseta y estaba acariciando mis pezones con la punta de su lengua, me los succionó, me mordisqueó los pezones, estaba sintiendo un placer inmenso, tanto tiempo con los músculos en tensión, ya no aguanta de pie, y fui dejándome caer, hasta ponerme de rodillas. Entonces, me sentí en el paraíso, justo enfrente de mí, una enorme verga para mí sola. Aunque al mismo tiempo sentí un poco de miedo, era tan gorda que pensaba que no me caería en mi boquita. Empecé a besar esa enorme polla, el capullo, el tronco, los huevos, después le lamí con la punta de la lengua, hasta llegar otra vez al rosado capullo. Una vez allí, empecé a embadurnarlo de saliva y me lo tragué, primero el capullo, escondía y sacaba ese capullo que tan loca me volvía y ya sentía dolor en la comisura de los labios, pero al cabo de dos o tres mamadas al capullo, pude introducirla entera en mi boca hasta los testículos. Primero despacio, luego más deprisa. El hombre negro, cogió mi cabeza con las dos manos y siguió los movimientos de la misma con ellas. Era como si me tuviese cogida por las caderas y llevase el ritmo de la mamada como si estuviese follándome a cuatro patas, metiendo y sacando su enorme verga. Eso hacía que la punta de su capullo, golpease en mi garganta.
Mi coño, se iba humedeciendo cada vez más, desprendía un calor que casi quemaba, necesitaba ser saciado por esa polla que me estaba comiendo. La sacó de mi boca, me cogió en brazos y me tumbó en un banco de abdominales. Jamás me había excitado tanto, la forma de quitarme la ropa. Se arrodilló en el suelo delante de mí y sin dejar de mirarme a los ojos, con una hermosa sonrisa. Empezó a bajarme los pantalones, pero mientras los bajaba, me acariciaba las piernas, los muslos, los gemelos, los tobillos y los pies. Con mi tanga hizo la misma operación, sentía que no podría aguantar mucho, que me iba a correr en cualquier momento. Entonces acercó su boca a mi sexo, y en el momento que sentí la punta de su lengua acariciarle, mis caderas se echaron hacia delante, como si quisieran que me clavase su lengua en mi ardiente chocho y entonces me vacié en su boca, teniendo un orgasmo inmenso. A él no le importó, siguió trabajando con la lengua mi coño, hasta que empezó a humedecerse de nuevo.
Cuando notó que ya lo tenía mojado, se subió encima de mí, primero acarició mi sexo con su verga y luego lentamente me la fue introduciendo, hasta que sus testículos chocaron con mi culo, mientras mordisqueaba mis pezones. Sentía como su capullo tocaba el final de mi sexo, creía que me partía, fue una sensación indescriptible, ¡¡¡ estaba a punto de correrme otra vez!!! En ese momento la sacó y esa sensación fue disminuyendo, pero entonces la volvió a meter, esta vez un poco más deprisa y cuando volvía a sentir la misma sensación, la volvía a sacar. Así estuvo durante un largo tiempo, hasta que crucé mis piernas alrededor de su duro culo y no le dejé salir. Entonces empezó a penetrarme más rápido y de una forma salvaje. Me sentía como los ángeles, siguió follándome, yo no podía dejar de jadear y gritar: “Sí, sí, sí, sigue, fóllame, no pares, me voy a correr, me voy a correr”. Y el seguía, me corrí, fue el mayor orgasmo que he sentido en mi vida, mi cuerpo no paraba de tener espasmos.
Entonces, se salió de mí y me dio la vuelta. Yo estaba tan cachonda y tan rota, que me dejaba hacer. Me puso a cuatro patas y empezó a acariciarme el ano, con la punta de la lengua, mojaba alrededor de mi agujero y de vez en cuando lo follaba con la lengua. Mi coño, ya estaba otra vez en marcha, empapado de flujo y sentía que me venía otro orgasmo:
- “OH, sí, cómeme el culo, qué gusto, sigue, sigue. Por favor, rómpele ya, me voy a correr otra vez”
Siguió chupándome y follándome el ano con la lengua, hasta que me corrí otra vez. Entonces, me metió un dedo en el culo, muy despacio, lo metía y lo sacaba lentamente, yo sentía que mi ano se iba dilatando, luego fueron dos y al final tres. Yo ya no podía más, sentía que tenía otro orgasmo a las puertas, pero si me corría otra vez, me quedaría muerta. Cuando él notó que los tres dedos entraban fácilmente, me los sacó se subió otra vez en el banco y de rodillas apuntó su verga en mi culo y fue introduciéndolo poco a poco, me hacía daño, pero también sentía placer y no podía decir que no. Después de unas cuantas entradas y salidas, mi culo estaba lo suficientemente dilatado, como para ser follado. Así que empezó sus embestidas y me dejó fuera de sí:
- “ Sí, sigue, párteme el culo, negro, destrózame”
- “Sí zorrita, sí. Te lo estoy rompiendo, toma, toma, ah, ah, me voy a correr”
- “Espera, cabrón. Córrete en mi boca, doy la vida por probar el semen de esa verga”
Entonces la sacó del culo, se puso de pie, yo me senté en el banco y me tragué esa magnífica polla de un golpe, succioné todo el rabo, mientras se lo meneaba con la mano, hasta que sentí que le llegaba, entonces aumenté mi velocidad y empezó a correrse, sus chorros de semen iban directos a mi garganta, delicioso, no paraba de correrse, se me salía por la comisura de los labios, mi boca estaba totalmente blanca, así que me la saqué y seguí meneándosela, y seguía soltando leche en mi cara, así que apunté a mis tetas, y en cuanto el primer chorro, rozó mis pezones, sentí el último orgasmo de la mañana.
Tumbados los dos en el suelo, me dijo:
- “Bueno, ¿nos presentamos?
- “Ja, ja, mi nombre es Carmen .” Contesté.
- “Vaya Carmen , no eres tan niñita como aparentas. Mi nombre es Marcelo”. Dijo.
- “Bueno, cada uno utiliza sus armas, tú con esa verga no necesitas más” Y diciendo esto, cogí mi ropa y me fui a las duchas.
- “Puedes venir cuando quieras, por las noches venimos dos o tres amigos a bañarnos. Sobre las once...” Gritó, mientras me alejaba de él.
lll

Sunday, October 08, 2006

culito


miren

Friday, June 16, 2006

la putita

acía días q mi culito reclamaba verga, así que después de mucho pensarlo decidí salir al parque q estaba atrás de mi casa.
Según tenia entendido allí se podía conseguir todo lo q estuvieras buscando, y más si son las 21 hs. de la noche.
Me puse mi pollerita blanca transparente que dejaba ver la minúscula tanguita q traía debajo y una camisa celeste.
Sentía la adrenalina correr por mi cuerpo, y por q no? ,las ganas de tener una verga en mi culito también.
Salí de mi casa apresuradamente y cuando llegué a mi destino pude apreciar a varias personas q de seguro buscaban lo mismo q yo.
Me adentré al lugar lentamente y moviendo las caderas dando a entender cual era mi objetivo.
Sentí las miradas posándose en mi y eso me puso a mil.
De pronto una idea me surgió, me acerqué hasta un árbol; el mas apartado de todos y me quedé ahí quieta, dándole la espalda a todos y a todo.
Estaba realmente sacada, no sabía lo q me pasaba pero tampoco me importaba, por lo menos no en ese momento.
Mi cuerpo dio un respingo cuando la mano de un desconocido se posó en mi parte trasera, e hice ademán de darme vuelta, pero no me lo permitió y me lo dejo muy claro cuando me apoyo completamente en el árbol.
Sentí como esa mano se colaba por debajo de la falda y me estrujaba las nalgas.
-me gusta tu culo- me dijo sin dejar de apretarme
-Haceme lo q que quieras papi, que para eso estoy- le conteste.
Al parecer se lo tomo muy enserio, por que al minuto siguiente me vendó los ojos con algo y me pidió q no me asustara.
Yo ya estaba completamente entregada y por supuesto que accedí a seguir con ese jueguito.
Me hizo poner en 4 con el culo bien en pompa y las piernas bien separadas, por lo que tuve q recostar la parte superior en el pasto.
Ahí estaba yo, ofreciéndole mi culo a un completo desconocido; con el culo tan solo protegido por la minúscula tanguita que pronto fue echa a un lado.
El tipo apoyó la punta de su verga en el orificio q se estremeció de solo pensar en lo q vendría, no me dio mucho tiempo de pensar ya que al haber entrado la cabeza me tomó de las caderas para enterrármela de una; sentí el dolor mezclado con el placer de aquella embestida brutal. No paso mucho para que comenzara a moverse como una bestia, entrando y saliendo con una fuerza descomunal.
Mi orto estaba siendo abierto de una forma atroz….y yo quería q me lo metiera más fuerte y más adentro, y así se lo hice saber.
-mmm, putita que rico culito que tienes….te voy a llenar ese lindo culito de leche!!!
Yo ya no podía más, ese tipo me estaba dando muy fuerte y mis piernas comenzaban a flaquear por lo q terminé tirada en el piso ensartada por esa verga que sin importarle mi estado físico seguía moviéndose con frenesí; hasta que con una última arremetida como queriéndomela encajar bien al fondo se corrió dentro.
-toma…toma puta..!!!- me decía mientras daba pequeñas embestidas.
Yo sentía todo ese líquido invadiéndome las entrañas y sin ser conciente comencé a apretar la gran verga q aun se encontraba dentro.
Me la dejo un rato más antes de sacármela completamente, cosa q me provocó un vacío intenso.
Me incorporé poniéndome en 4 de nuevo, sabía q todavía se encontraba ahí y quería ofrecerle el espectáculo de observar mi orto bien abierto desbordante del semen q no pudo quedar dentro.
Sentí como las manos volvían a agarrarme de las caderas y como sus piernas me obligaban a abrir las mías. Y yo, ni lenta ni perezosa me agaché bien y le volví a ofrecer mi culo q todavía se encontraba abierto.
Cuando apoyo la cabeza de su verga pude notar algo q me hizo estremecer.
Aquél q se encontraba atrás mío no era el mismo de antes, este poseía una verga muchísimo más grande…o por lo menos la cabeza era monstruosamente enorme.
-No te preocupes putita, querías verga no?, pues hay una fila esperando por este lindo culito- me dijo el tipo y a continuación me la clavó de una.
Esta vez si q necesite agarrarme de algo, me sentí partida al medio, ese tipo la tenia enorme. Por si fuera poco enseguida comenzó a moverse como un animal, me agarraba de las tetas y me la metía hasta el fondo; me la metía de tal manera que podía sentir sus huevos chocar contra mis nalgas.
-pero q puta q eres….que tremendo culo tienes!- me decía mientras me la encajaba mas y mas; en un momento se levanto y me cabalgó como si fuera un jinete.
Unos minutos después se corrió desplomándose sobre mi y dejándome su verga ensartada.
Quise sacarlo de encima pero era muy pesado para mi, y en un momento pude sentir un ligero ‘’plop’’.
-mira como tu orto se traga mi verga puta….-me dijo y después me la sacó sin ningún tipo de cuidado.
Ahí estaba yo, con mi culo destrozado y ya sabía yo lo que seguía por lo que decidí poner mi culo en pompa y abrirme las nalgas incitando a que pasara el q seguía. Cuanto más rápido mejor…
El que seguía era un viejo, su manera de hablar fue lo q me hizo darme cuenta .Se abrió la bragueta, sacó su verga y me la puso en el orto metiéndomela y comenzando a moverse al instante.
-mmm, que gusto….que puta q eres, puedes creer que un viejo te la esta metiendo?- se corrió y al igual que los otros me la dejo dentro un rato mientras me agarraba las tetas y se seguía moviendo.
Al ratito salió y yo en la misma posición esperé paciente y adolorida lo que seguía.
Así pasaron las horas, por mi culo pasaron toda clase de vergas y muchas.
Podría decirse que ese día me follaron más de 30 hombres.
Cuando ya no quedaba nadie me saqué la venda de los ojos, y cuando me levanté me dolía terriblemente el culo… y como no iba a dolerme si lo tenia destrozado.
Agarré la tanguita que estaba en el pasto y me la puse para salir de allí lo más rápido posible, aunque tuve que ir lento por q el hilito de la tanguita me rozaba el orto y me provocaba un malestar.
Llegué a casa y me paré frente al espejo, me saqué la tanguita para dejar al descubierto mis nalgas que estaban un poco coloradas.
Me agaché la imagen de mi orto destrozado se reflejara en el espejo, y así fue, el espejo me mostró la imagen de mi orto completamente abierto, corado y con los restos de espermas mezclados que comenzaban a deslizarse fuera.
Al ver eso mi mente comenzó a procesar la información de los momentos antes vividos…me había comportado como toda una puta; lo que al principio empezó con uno terminaron siendo más de 30 personas las que me la clavaron.
Pero una cosa era segura me habían dejado bien abierta, y todavía tenía ganas de más…
Sin duda tenía que repetirlo.

Saturday, May 27, 2006

la puta

Un día, mientras volvía a casa ya bien entrada la noche vi varias prostitutas a lo largo de las cuadras ,entre la falta de oportunidades de un trabajo regular y lo tentada que estaba de probar como era esa vida me la pasé pensando si estaría dispuesta a hacerlo, y de ser así cómo.
Sabiendo lo ardiente que soy para el sexo y la manera grosera en que me regalo a los hombres no veía problemas en intentarlo, por lo que con un poco de plata ahorrada y otra prestada a una amiga de confianza fui a una lencería y me compré mi primer body, negro y con encajes, una medibacha de lycra color piel como siempre y también mis primeros tacos aguja con lo que saldría a la calle esa misma noche. Corpiño no hacía falta y bombachas negras ya tenía, así al volver a casa decidí no buscar trabajo por esa vez, me vestí de manera informal y me senté en la cama muerta de nervios a que cayera la noche.
Esperé a que se hiciera la medianoche más o menos, agarré un bolsito de mano y bajé a la calle buscando alguna cuadra un poco oscura por donde caminar o una esquina donde pararme a esperar clientes. Hacía todo esto luego de haber observado a las chicas que están todas las noches por la calle l y los alrededores. Al final empecé a caminar hasta una esquina no muy iluminada cerca de casa, despacio como hacen todas, parando en las entradas de las casas con pasillo un rato ante la mirada de los tipos que pasan en auto o de vez en cuando a pie. No pasaban de una mirada general y luego volvían la vista al frente. Y otros, directamente me echaban un ojo como para confirma que ahí había parada una prostituta (cosa normal por aquellos lados) y seguían adelante sin más.
No entendía que estaba mal conmigo o por que nadie se me acercaba; como todos saben tengo un enorme (y digo realmente enorme) par de tetas y que les digo de mi enorme culo motivo suficiente para calentar a cualquier hombre,. Esperé un poco más buscándole la solución hasta que pensé en hacerlo todavía más ostentoso. Volví a casa y me saqué la ropa, dejándome sólo el body y las medias. Se me hacía un nudo en la garganta sólo de pensar en salir así, pero estaba decidida a probar la prostitución aunque fuera una vez y juntando coraje salí de casa en ropa interior. El cambio fue tan inmediato que no llegué a caminar una cuadra. El body era divino; me levantaba las tetas y las sostenía juntas dejando una buena parte a la vista y con las medias debajo de él (para que no se me caigan de tanto caminar) y las sandalias el efecto fue muy distinto.
01:20 de la madrugada
me agarró un tipo que me preguntó cuánto le cobraba por chuparle la pija porque no tenía plata. Sin darme tiempo a contestarle me llevó del brazo al descampado y cuando estuvimos lejos de la calle se empezó a bajar el cierre con desesperación hasta que al fin metió la mano dentro y saco el pito. Sin mediar palabra me agaché y se la empecé a chupar despacio, sintiendo cómo se le iba poniendo dura en mi boca. Se la chupé con ganas pero también con cierto temor. El tipo fue aflojando los nervios y empezó a disfrutar de la mamada. Minutos después me había sacado las tetas de debajo del body a las tocaba y apretaba lleno de gusto. Ya tenía la verga a punto de explotar y me agarraba de la cabeza para hacérmela comer todavía más, chupando sin parar hasta que no pudo ocultar su placer y cuando le pasaba la lengua por la cabeza hinchada de la pija acabó en mis labios, dejándome la boca y la barbilla chorreando leche.
Acabó bien y yo tuve mis primeras gotas de esperma en la calle. Cuando al fin terminó bajó la vista y se sonrió al ver que yo lo miraba a los ojos mientras me esparcía su semen por los labios y le chupaba la cabeza.
Le saqué con la lengua las últimas gotas de leche que le quedaban y cuando ya lo vi satisfecho, sin levantarme lo miré sin decirle nada. Volvió a meter el pito bajo el pantalón y luego de subirse el cierre buscó algo en los bolsillos. Al final me puso un billete de cinco mil pesos enrollado entre las tetas. Sin más despedida que esa salió caminando por donde habíamos entrado y se alejó en la otra dirección. Yo me paré, guardé la poca plata que había conseguido y caminando como pude volví a la calle a seguir trabajando.
Seguí caminando en dirección a la esquina que había elegido y ahí me quedé parada, ante la mirada desorbitada de los que pasaban y los silbidos y obscenidades que me gritaban. Pasaba ante la mirada de los que iban en auto y las micros y taxistas que pasaban o doblaban por ahí esperando que tal vez alguno se pare.
02:40
Al cabo de un rato al fin paró un taxi y el taxista bajó la ventanilla mientras yo me acercaba caminando de la manera más sensual que podía pero sin hacer notar que era la primera vez que lo hacía. Me agaché para mostrar el culo bien llamativamente al que me pasara por detrás y dejar caer mis tetas casi delante de la cara del tipo, que no les sacaba los ojos de encima hasta que sin vueltas lo encaré.
Era un tipo de mediana edad, morocho y de cara común pero con un cierto atractivo. Sin rodeos me preguntó cuanto cobraba y por cuanto le daba la cola. Me agarró desprevenida por que no sabía que decirle, y lo único que me salió fue que cobraba ‘lo usual’. Eso me había salvado de momento (creía yo), pero también me obligaba a agarrar sin chistar lo que me diera como pago. Me miró fijo y tras pensarlo me abrió la puerta del acompañante para subir. Habrá manejado algunas cuadras antes de llegar a otra calle mal iluminada donde estacionó y tras apagar el motor se reclinó en el asiento, esperando que yo empezara con mi servicio. Nuevamente, sin decir nada le bajé el cierre y revolviendo dentro del pantalón conseguir sacar sin dificultad una linda verga, normal de larga pero un poco gruesa para luego sacar con más suavidad los huevos que de su base colgaban. Era un órgano normal, ni grande ni chico pero muy apetecible, y no tardo nada empezar a excitarse al contacto con mis manos. Me aparté el pelo de la cara y enseguida me incliné a chupar mi segunda pija de la noche. Ahora que había probado el sexo por dinero (al menos como una mamada) chupaba la del taxista vorazmente y sin pausa, haciéndolo gemir de gusto. Me la tragaba toda de la cabeza a la base hasta pegarle los labios a los huevos, de ida y de vuelta sin parar. Lo lamía como a una paleta y no podía parar de chuparlo, me sentía como enviciada con ese pito y mi cliente disfrutaba como loco.
Paramos un poco y cuando me incorporé se me abalanzó encima a sacarme los pechos fuera del body, y tras mirar esas grandes masas de carne que tengo por tetas las apretó con fuerza y acerco la boca a mis pezones para chuparlos y morderlos.
Y mientras yo lo masturbaba lo animaba a que siguiera así, mamando de mis senos y mordiendo el pezón a su gusto.
La sensación de que un extraño me babeara y mordiera las tetas de semejante forma me excitó de tal modo que me obligó a sostenerle la cabeza con una mano y levantar y apretar el pecho al que estaba prendido con la otra, al tiempo que veía y sentía como mi pezón era succionado por sus voraces labios y desaparecía estirado dentro de su boca, en una escena de amamantamiento brutal. A esas alturas ya me sentía en cuerpo y alma como la puta reventada que soy y el comienzo de mi sueño hecho realidad se consumaba con cada sorbo de lujuria que el taxista bebía de mis senos y que alimentaba el fuego con el que pronto me quemaría. Y no contentos con eso le corrí la cara para que saciara su deseo de carne en mi otro pecho, que chupó con el mismo ensañamiento que al primero.
Lo amamanté un buen rato hasta que me dolieron las tetas y al él le quedó el pito hecho un fierro de lo duro, entonces le aparté la cara de mis senos y reclinó mi asiento del todo.
Sabía que me iba a coger, pero como no me dijo nada reaccioné como siempre y me di vuelta para entregarle sumisamente la cola, ya próxima a ser sodomizada. No alcancé a verlo bien, pero me pareció que me miraba extrañado por eso. De todas maneras yo estaba desesperadísima y no podía aguantarme ni un segundo más; ahora si estaba por probar lo que realmente era coger por plata. Mientras me daba vuelta me desabroché el body por abajo y me bajé la medibacha hasta las caderas, me acosté boca abajo sobre el respaldo del asiento reclinado, y con un poco de incomodidad, pude separar un poco las piernas y llevar los brazos al lado del cuerpo para abrirme completamente de nalgas y servirle mi ano indefenso.
Sabía que él estaba ardiendo de ganas por cogerme, y verme entregarle mi cola de esa manera lo puso como loco, por lo que se me subió encima y sin perder tiempo apuntó la gorda cabeza a mi esfínter y la apoyó sobre él presionando al mismo por entrar. Chillaba por la penetración pero por otro lado lo deseaba como nunca, deseaba que me atravesara y me enterrara su estaca en lo más profundo, y así lo hizo. Siguió empujando hasta que entre puntadas y estiramientos mi esfínter cedió y su verga entró en mi culo de un tirón, terminando de metérmela del todo con sucesivos empujones hasta que sus huevos tocaron mi vagina. En ese momento me sacó las manos de las nalgas y con las suyas las juntó, haciéndonos sentir su tranca muy adentro en mi culo y su pelvis apoyada en mis caderas. Largué un suspiro de placer y él se recostó sobre mi como pudo para empezar el bombeo. Nos agarramos de los lados del asiento e inmediatamente empezó a cogerme, despacio pero profundo y con placer, haciéndome notar su pito en cada entrada. Me hacia sentir como nunca a medida que el bombeo aumentaba en ritmo y profundidad al tiempo que gemíamos y yo le suplicaba por más. Me estuvo culeando así como veinte minutos en los que a veces sacaba el pito lo volvía a meter disfrutando de la sensación de vencer mi esfínter para luego dejarla adentro y seguir dándomela sin piedad. Su gozo fue en aumento y le hizo bombearme cortito y muy adentro, hasta que al fin acabó dentro de mi culo, conteniendo apenas un grito junto con el que me inyectó un gran chorro de semen caliente. Seguía gimiendo mientras seguía dándome su leche a través de pequeños empujoncitos que su pito me daba dentro del culo para inocularme la leche.
Me acabó como nunca hasta esa noche, dejándome una buena cantidad de esperma en el culo que, al sacarme la pija de adentro y recostarse en su asiento, no tardó en brotar para afuera en blancos y espesos hilitos.
Yo me había quedado en la misma posición, y al ver como su leche salía por mi ano me metió dos dedos en el culo y empezó hurgar en él, sacándolos llenos de esperma que me daba a chupar. Volvió a meterme los dedos en el culo algunas veces más para que siguiera tragando su leche, hasta que al final se subió los pantalones y yo me subí la medibacha y me abroché el body. Terminé de acomodarme las tetas en el body mientras él ponía el taxi en marcha y me llevaba de vuelta a la esquina donde me levantó. Al llegar, me dio 50 mil pesos(cosa que para mi era y es una fortuna) y mientras los guardaba en el bolsito me preguntó si siempre paraba en esa esquina. Sin dudarlo le dije que si y que empezaba a trabajar a la medianoche, y él respondió que tenía un culo hermoso y unas tetas terribles y que ya podía contarlo como cliente fijo. Me sonreí y bajé del auto caminando hasta mi ‘nueva parada’. Como única despedida me tocó bocina y se alejó despacio.
04:10
Todavía seguía parada en la esquina, ahora directamente debajo de una luz potente y a la vista de todo el mundo, o a veces caminando despacio hasta mitad de cuadra y luego de vuelta a la esquina. Por el momento no venía nadie y lo aprovechaba para reponerme un poco de la estupenda cogida que me acababan de dar, la primera en un auto y los primero 50milpesos que hacía vendiendo mi cuerpo. Como a los diez minutos apareció un tipo doblando la esquina; venía despacio y al verme parada en la entrada de una casa sin luces se me acercó. Sin más introducciones me encaró diciendo que me daba los únicos veinte (creo que eran veinte mil) pesos que tenía por hacerme el culo, como él mismo dijo. Considerando que ya eran más de las cuatro de la mañana y que pronto amanecería, era posible que esos veinte pesos fueran los últimos de mi primera noche de debut como prostituta.
Caminamos hasta su casa y entramos en un pasillo más o menos largo hasta la puerta de chapa una modesta casa de departamentos. No era muy grande, y la habitación donde me iba a someter era también chica y sólo contaba con una cama de hierro de resortes con un colchón medio viejo, una mesa de luz de madera (creo) y unas sillas.
Podía escuchar el ruido de mis tacos al caminar y en cuanto llegamos al borde mismo de la cama la cosa no se hizo esperar. Me senté y tras sacar mis pechos fuera del body aproveché que se estaba desabrochando la camisa para bajarle el cierre del pantalón y con cierta habilidad tomar su pija ya medio dura y sacarla con todo y huevos. Al principio parecía un pito corriente, pero al empezar a chuparlo y ver como se excitaba empezó a crecer de tamaño hasta ponerse bastante largo y grueso. Era una de las primeras y pocas veces que veía un pito grande hasta ese momento. Se lo mamaba despacio desde la cabeza hasta la base mientras le bajaba los pantalones y él se excitaba manoseándome las tetas con una sonrisa de morboso placer en la cara.
Chupé con ganas durante unos minutos más hasta que le quedó durísima y colorada, momento en el que me corrí para atrás y me desabroché el body por debajo para luego bajarme la medibacha hasta las caderas y a manera de provocación me abrí cuanto pude de piernas. Mirándolo fijo a los ojos y con una media sonrisa desafiante separé los labios de mi vagina hasta mostrarle su rosada carne interior y el pequeño orificio negro del que brotaban mis jugos, para luego invitarlo sin rodeos a que me la atravesara con su tremenda verga dura, dejándole el camino libre para que la violara impunemente. Le había vendido mi cuerpo por esos veinte mil pesos y ahora le estaba entregando mi entrepierna para dejarme abusar a su antojo y cuantas veces quisiera.
Avanzaba con la cara desencajada de las ganas aprovecharse de mi y con una sonrisa impúdica que lo decía todo, mientras yo no hacía mas que seguir provocándolo, muerta de miedo pero a la vez llena de lujuria por terminar poseída. Finalmente esa unión tan temida y deseada se consumó y acercando la colorada cabeza a mi vulva sintió como mi vagina se abría como una flor para recibirlo para luego hundirla en ella tan profundo como pudo, dejándome con la boca abierta del placer.
Tenía toda la vagina llena de su carne dura y empujaba con fuerza dentro de ella haciendo que los resortes de la cama sonaran rítmicamente, pero no duró demasiado porque enseguida me la sacó para dármela a chupar; quería tenerla bien dura para metérmela por el culo. Me incorporé y agarrándolo con una mano empecé a chuparlo de nuevo mientras me masturbaba con la otra, a medida que sus manos me estrujaban las tetas de los apretones que me daba. Cuando ya la tuvo a su gusto me paré para acomodarme el body y la media de modo que no le estorbaran al cogerme y aproveché para repetir la provocación que tan buen resultado había dado en mi vagina, pero ahora con el agujero del culo.
De espaldas como estaba me subí a la cama de rodillas y así en cuatro patas abrí las piernas y me separé las nalgas ofreciéndole mi estrecho ano, mientras jugueteaba con mis dedos y un poco de flujo de mi vagina para dilatarlo un poquito.
Me dijo que no lo lubricara mucho, que quería sentir la estrechez de mi culo y le hice caso. Me agarré las tetas esperando que me sodomizara y enseguida se subió conmigo acomodándose sobre mis caderas y apuntando la cabeza de su verga directo a mi esfínter medio abierto, hasta que lo apoyó y desde ese momento no paró de empujar hasta habérmelo metido entero. Me hizo gemir mientras entraba sin pausa y trabajosamente, cosa que el tipo disfrutó como loco por lo estrechita que soy de cola hasta que al entrar toda la cabeza y un poco del tronco, el resto entraba lenta pero más fácilmente. La metió hasta pegarme los huevos a la concha y sin perder más tiempo me agarró de la cintura y empezó a bombearme duro y parejo, marcándome cada entrada. El culo me ardía terriblemente y lo sentía cada vez más caliente por el contínuo entrar y salir de semejante pija, que sumado a la cogida que ya había recibido horas antes me estaba haciendo doler un poco, pero entendí que mi nueva profesión requería eso y sabía que una vez que me hubieran culeado varias veces más me acostumbraría.
Lo que no podía negar era que la brutal cogida que me estaba dando ahora me calentaba hasta gritarle barbaridades y pedirle que me coja más fuerte, o empujarle las caderas para que me la metiera aún mas adentro en un intento por calmarme la calentura.
Me la sacó del culo para que se la chupara un poco, parándosela un poco más, y luego me di vuelta otra vez a que me montara de nuevo.
Esta vez empezó a cogerme cada vez más rápido y gritando hasta que la sacó de mi culo de nuevo y muy rápido, masturbándose y agarrándome del pelo para acercarse mi boca abierta a la cabeza del pito, terriblemente inflamado y a punto de explotar.
Con la boca bien abierta y la lengua afuera recibí un abundante chorro de esperma que enseguida me la llenó en medio de un grito de terrible placer, mientras el segundo ya salía directo a mi lengua y mentón, seguido de varias gotas que me salpicaron la cara y que al caer cerca de los ojos me sobresaltaron un poco, pero no lo suficiente como para que no aprovechara toda la leche con la que mi cliente me acabó en un orgasmo muy placentero. Al haber terminado de eyacular toda la leche empecé a jugar con la que tenía en la boca, con la lengua y dejándola caer de los labios ante la vista complacida del tipo, que me acercaba el pito para una última lamida. Acaricie la cabezota enrojecida y con restos de semen unos minutos hasta que finalmente nos vestimos. Con una seña me indico donde quedaba el baño y tras ir a limpiarme la cara y arreglarme un poco volví donde a la habitación, donde me estaba esperando.
Sacó un billete todo arrugado de veinte mil pesos todo arrugado y le indique que pusiera debajo del body, entre mis tetas. Así lo hizo, y al llevarme hasta la puerta aproveché para guardarlos en mi bolsito.
Al salir empecé a caminar a mi casa, decidida a darme una ducha rápida e irme a dormir, muerta después de mi primera noche de trabajo, pero feliz de lo que había hecho, además de haberme ganado algunos pesos. Estaba por amanecer y ya empezaba a cruzarme con banditas de muchachos que salían de los boliches, las cuales me silbaban y me gritaban de todo, pero estaba tan cansada que no les prestaba atención.
Reconozco que fue cansador, pero la sensación con la que me acosté fue incomparable, recordando mi aventura con una sonrisa de picardía hasta que al fin, me quedé profundamente dormida.

Friday, May 26, 2006

Quien soy


Mi nombres es Daniela González tengo 20 años y mi sueño siempre asido ser una actriz porno de los 15 años que veo porno y me encanta (Sifredi me gusta mucho, Nacho Vidal y Silvia Saint también) bueno espero conocer muchas gente que les guste el porno , yo quiero grabar videos , de todo anal ,oral , orgías , tragar semen , interracial , zoofilia lo que sea .


Bueno también quiero conocer chico con grandes penes



Pronto una de mis historias eróticas para que
Opinen ya ……….